Era tan importante el tiempo para mí
– y ya no lo cuento.
Anotaba en clave todo lo que me pasaba
– y ahora ya no me importa.
¿Dónde vive esa niña que pensaba que era tan importante la vida?
–Ya no la apunto.
Ya el presente para el futuro se esfumó
– y apenas lo vivo.
Era tan importante el tiempo para mí
– ya, apenas lo vivo.
Esa niña se esfumó.
lunes, abril 20, 2015
miércoles, abril 08, 2015
lunes, abril 06, 2015
Así levantaba a mi papá la que los cuidaba cuando estaban chiquitos… y ¡le daba un susto! y se levantaban ahí mismo
Alevántate Dominus Deus
de los brazos de Protestates
que ahí viene caza ratones
con la alumbrancia en la mano.
¡Apúrele con paciencia
que nos cogió el pajaraste!
viernes, marzo 27, 2015
Cual satélite
Cual satélite,
nunca he pertenecido a nada,
Pasando siempre por todas partes
como en una realidad paralela inevitable.
Cual satélite,
ando por ahí,
rondando otras realidades
y sigo con mi vuelta.
No sé si me guste o no.
Simplemente así es.
Cual satélite…
Cual satélite.
nunca he pertenecido a nada,
Pasando siempre por todas partes
como en una realidad paralela inevitable.
Cual satélite,
ando por ahí,
rondando otras realidades
y sigo con mi vuelta.
No sé si me guste o no.
Simplemente así es.
Cual satélite…
Cual satélite.
domingo, marzo 22, 2015
Poema a Nairo Quintana
Neoficiální: Nairo Quintana
Poema a Nairo
Constante, constante,
suave, permanente
arriba, arriba
constante
rítmico
permanente.
Tranquilo.
Preparada la mente,
listo el cuerpo.
¿Agotado?
¡Jamás!
¿Cansado?
– Seguro…
– Pero… ¡no se le nota!
– Como aquélles que saben meterse en la mente
y navegarla
– ¿Pedalearla mejor?–
– Pedalearla surfeando las escarpadas montañas
Nairo, Nairo…
con fuerza de bestia y calma de Zen
Nairo, Nairo…
Salvaje Maestro Zen en dos ruedas.
Nairo, Nairo,
Maestro Zen.
Fuente foto: http://carlosprieto.net/index.php/2013/07/el-nuevo-ciclismo/
viernes, febrero 27, 2015
miércoles, febrero 25, 2015
Bebiendo el sabor de la caída
Bebiendo el sabor de la caída
Sentir todo medio roto
Sentir la realidad fuera de mi cerebro tan lejos de lo que soñé que pudo haber sido.
Sentir cada aporrión de mi cuerpo un reflejo del alma
Todo destrozado, como el espejo que se me quebró antier
Sentir todo medio roto
Sentir la realidad fuera de mi cerebro tan lejos de lo que soñé que pudo haber sido.
Sentir cada aporrión de mi cuerpo un reflejo del alma
Todo destrozado, como el espejo que se me quebró antier
Y, hablando de futuras partidas, Quique se fue…
Ay, no… ¿y ahora quién me va a hacer reír del mundo y que me importe menos?
Buen viaje, Quique
Se te disfrutó.
Quedé con ganas de más risas, como siempre.
Gracias por haber sido tan lindo.
sábado, febrero 21, 2015
Ahora que se está yendo mi abuelita…
¡Qué hijueputa soledad!
Ahora sí que me hace falta mi papá
Sin ellos dos, ¿esto qué… o como pa qué?
… sobre todo ¿cómo?
Ahora sí que me hace falta mi papá
Sin ellos dos, ¿esto qué… o como pa qué?
… sobre todo ¿cómo?
lunes, febrero 02, 2015
"Cocaína, sé que al fin me has de matar"
"Cocaína, sé que al fin me has de matar,
pero yo quiero morir"
Cocaína, por Marie Santpere
jueves, noviembre 20, 2014
Mamada
Mamada de proyectos conceptuales
Mamada de hacer bien a la sociedad
Mamada de no saber cómo hacer nada de eso
Mamada de no ser yo
Mamada de ni siquiera intentar ser yo
Mamada de no tener tiempo
Mamada de ver cómo pasa el tiempo
Mamada de ver cómo mi camino se separa cada vez más de mí
Mamada de vivir las consecuencias de mis decisiones
Mamada de entender que es lo mejor
Mamada de todo
Mamada.
Mamada de hacer bien a la sociedad
Mamada de no saber cómo hacer nada de eso
Mamada de no ser yo
Mamada de ni siquiera intentar ser yo
Mamada de no tener tiempo
Mamada de ver cómo pasa el tiempo
Mamada de ver cómo mi camino se separa cada vez más de mí
Mamada de vivir las consecuencias de mis decisiones
Mamada de entender que es lo mejor
Mamada de todo
Mamada.
lunes, septiembre 29, 2014
sábado, agosto 23, 2014
La otra mitad
Y partió la ciudad en dos,
como si pudiera dividirla
para evitar el reencuentro.
La otra ciudad,
la otra mitad,
murió en mí.
como si pudiera dividirla
para evitar el reencuentro.
La otra ciudad,
la otra mitad,
murió en mí.
domingo, agosto 17, 2014
Con el cerebro revuelto por manos ajenas
a ella y a los otros que me licuaron la realidad
Con el cerebro revuelto por manos ajenas
que por órdenes ajenas revolvieron mis cosas
mis caóticas cosas…
mi cerebro caótico…
mi ordenado cerebro cuando mis cosas son tan caóticas como yo las deje.
Llegaron manos ajenas
que por órdenes ajenas
hicieron de la representación de mi cabeza
en esta realidadcita
una melcocha.
El tiempo perdido
el tiempo perdido
Tantas cosas que hice
tantas cosas que ya no hice
Mi ánimo revuelto por manos ajenas.
Mi cerebro revuelto
toda yo revuelta y perdida por manos ajenas,
en manos ajenas.
Ziruma, 17 de agosto de 2014
domingo, agosto 10, 2014
Asesinado el doctor Héctor Abad Gómez... (por Manuel Mejía Vallejo)
-->
El doctor Héctor
Abad Gómez
ha muerto
Su familia invita a
las exequias
que se celebrarán, hoy,
a las 4 pm
en los Campos de Paz
Por Manuel Mejía Vallejo
Así rezará el cartel funerario,
lo leeremos al lado de su cuerpo yacente, él, que siempre mantuvo una actitud
erguida ante la vida, ante la autoridad cuando fue arbitraria, ante una
sociedad indiferente y viciosa por no saber del mal ajeno, ante la injusticia y
la crueldad de un mundo completamente desbordado (Héctor, hermano, estás
definitivamente muerto, y todo en mí se rebela, y todo en mí grita que no puedo
ver tu vida en fuga desde un país que ha perdido el respeto y la memoria.
Vos, mi camarada en tantas
noches buenas, en las noches duras cuando creímos inocentemente que podríamos
salvar a otros y salvarnos. Vos, Héctor, respiración tan junto al hombro, tan
junto a la sangre, tan junto al pulso tranquilo o amargo de los días pero la
literatura se va al diablo cuando miento tu nombre de hombre sano y bueno,
vecino del caído, brazo abierto frente al desamparado, entero frente al
universo y sus cosas Ahora estoy lleno de tus letras, y recupero mi derecho al
llanto, a veces el llanto es necesario junto a la desolación.
Morir es ridículamente fácil,
basta con dejar de respirar, o con olvidarse totalmente de los seres amados.
Debería existir el derecho de escoger la hora de la muerte, o de envejecer
serenamente junto a las tradiciones y costumbres auténticas La muerte ha
caminado siempre cerca de nuestros pasos, y sería cobarde rehuirla cuando ataca
las puertas que deberían guarecernos. Ahora yaces ahí, digno en tu muerte,
cabal, señor, valeroso, tan dueño de tu bondad, tan completo en la ternura y el
dolor y en la suave alegría de un simple cumpleaños, de un bautizo o un
matrimonio, frente al paisaje de árboles altos, en los días azules para el
regocijo.
Te recuerdo cuando en el
Hospital de San Vicente, último año de tus estudios, tratabas de salvar una
pobre mujer mal preñada, un herido de puñal o de vida, un desamparado merecedor
de que los días lo quisieran, o por lo menos de que no lo ignoraran tan
cruelmente. Te recuerdo cuando ibas en tus campañas a vacunar y proteger indios
Guaíbos, katíos, huitotos y sibundoyes, y estabas contento por haber salvado
unas vidas de esos nuestros hermanos del llano y de la selva. Te recuerdo en tu
cátedra de medicina preventiva, en tus charlas sobre la dignidad del hombre y
sus derechos. Te recuerdo cuando algunas noches hablábamos del amor y la piedad
y la ternura y el olvido, frescos los corazones al viento de la patria. Te
recuerdo con Cecilia en los momentos iniciales del amor y en el trajín de la
vida, siempre a tu lado en la buena y en la mala; te recuerdo cuando hablabas
de los hijos con orgullo pausado, y
cuando tus rodillas parecían conservar el peso suave de tus nietos.
Pero en este momento es verdad
una verdad absurda: saber que Héctor Abad Gómez ha muerto, y que con él mueren
algunos de nuestros propios años ¿ quién hablará como él de la paz y la
concordia, quién dirá nuestros deterioros? Era una conciencia moral en este
país cruel y desgarrado. Tal vez decir muerte equivalga a decir resurrección, y
nuestra pequeña bondad creería inocentemente
en la bondad del mundo, como otro de los buenos engaños a que siempre
nos han sometido. Tal vez tendríamos los brazos abiertos contra los fusiles,
contra las bombas, contra el duro ejercicio del poder. Tal vez.
Pero la tristeza - una palabra
desacreditada- no podría decir ni la sombra de tu fuga, así estén húmedos los
ojos y apretado el corazón. El llanto ya no lava nuestras culpas, ni el
remordimiento ajeno devolverá los años del júbilo, cuando hablábamos de la
esperanza y de los buenos días para el amor que irremediablemente debería
llegar.
De pronto te convirtieron en una
ficha más para esta lista negra de los bárbaros y los sombríos y los
depravados, lista donde iban esos nombres
-Pedro Nel Valencia, Leonardo Betancur, Felipe Vélez Herrera- gente
absolutamente irreemplazable y cuyo pecado único era creer en los seres humanos
y tratar de buscarles un camino de libertad y serena confianza en la vida y en
las cosas.
Ahora empezarás a poblar el
recuerdo de quienes te tratamos y conocimos, ahora estás en el territorio
oscuro de la muerte, a donde nuestro reclamo llegará, como otro olvido. Porque
yo sé, Héctor hermano, que dentro de poco borrarán tus hermosos afanes: vivimos
en un país que olvida sus mejores rostros, sus mejores impulsos, sus mejores
guías, y la vida seguirá en su monotonía irremediable, de espaldas a los que
nos dan razón de ser y de seguir viviendo. Yo sé que lamentarán la ausencia
tuya, y un llanto de verdad humedecerá los ojos que te vieron y te conocieron.
Después llegará ese tremendo borrón, porque somos tierra fácil para el olvido
de lo que más queremos.
Te has ido definitivamente en un
largo paseo al territorio de los sueños perdidos, donde ya ni las sombras
tendrán su baja estatura. Te nos has ido sin aviso previo, no te lo perdonamos,
no sé hasta qué medida debemos perdonar a los que te asesinaron. Únicamente
estoy convencido de que en mi caserón de Ziruma habrá una flor permanente que
recordará tu voz y tus canciones.
Ahora vendrán esas siempre vanas
promesas de investigación exhaustivas; esas constancias de dolor colectivo que
dejarán nuestras instituciones; esos lamentos más o menos protocolarios, como
quien desganadamente se despide, y las placas conmemorativas, y los dolores
sinceros ¿Dónde el ánimo de protesta verdadera y recuperación? ¿Dónde el doble
de campanas que doblen por nosotros mismos? ¿Dónde los que permanecerán firmes
como él? Porque siempre estuvo de frente y de pie, activo y vigilante, creedor
de nuestro pueblo, sencillo y amoroso, altivo y humilde, dolor él mismo ante el
dolor ajeno, luchador y esperanzado.
Yo sé, es cierto, que lamentarán
tu ausencia, que dirán de tu presencia y tus bondades, que rezarán por tu
descanso, que rescatarán tu nombre y pronunciarán discursos bien intencionados,
pero nadie te resucitará, es un hecho atrozmente irrevocable. Yo sólo sé que
ahora estoy llorando por tu ausencia injusta, Héctor Abad Gómez, por tu fuga
irremediable, por lo que representabas en un mapa indiferente ante su propia
sangre. Porque tu sangre ha manchado la reciente historia de un país que sigue
siendo el nuestro y al que nadie podrá perdonar, así lo llevemos tan cerca del
corazón Cómo nos duele Colombia, vulnerada y entrañable en esta hora de su
via-crucis, que no pasa de ser una herida inmensa.
Hoy tengo temblor de rabia y
angustia, cercano del arma que podría invitar a otra venganza porque estamos
saturados, porque a la vida están convirtiéndola en el peor espanto. Pero sé,
Héctor hermano, que también ese olvido llegará y será como un monstruo que todo
lo arrasa y tampoco de tu nombre tendrán memoria. Yo sé que tu muerte será
ligeramente inútil, y que tu heroísmo se agregará a todas las ausencias. Sé que
los niños seguirán yendo a sus escuelas precarias, y los padres vigilarán los
días del duro pan; sé que los ancianos seguirán añorando una tierra que debió
haber sido la mejor, y sé que los himnos se repetirán en los labios insomnes.
Sé que estamos escribiendo tu nombre en el viento.
Y seguiremos preguntándonos,
como acaba de preguntar Adelaida, mi hija de cinco años: ”¿Por qué mataron al
amigo de mi papá?”. Y la respuesta imposible: -”Hemos tocado fondo, niña
pequeña”. Porque te has ido, amigo noble, y sin tu presencia serán oscuras las
aulas y grises las calles y desamparado el paisaje que tanto querías. Porque a
los campos de paz los han convertido en verdaderos campos de guerra.
Sin embargo sé también que a
pesar de todo algún día la vida ganará y entonces recordaremos -recordarán los
sobrevivientes- que eras un hombre de estatura excepcional, y alguien cantará
una canción, o dirá un silencio en tu homenaje. Tal vez aún esté muy lejos el
día de las semillas y las siembras, y más lejos todavía el buen tiempo de cosechar.
Hoy, simplemente, los que te
quisimos y admiramos venimos a despedirte
con pañuelos en las manos y en
los ojos.
sábado, junio 14, 2014
"Cunyé, cunyé, cunyé"
cunyé, cunyé, cunyé
amásalo con los pies
cunyé, cunyé, cunyé
amásalo con los pies
cunyé, cunyé, cunyé
amásalo con los pies
– canta la anciana feliz de ser anciana a su bisnieto
amásalo con los pies
cunyé, cunyé, cunyé
amásalo con los pies
cunyé, cunyé, cunyé
amásalo con los pies
– canta la anciana feliz de ser anciana a su bisnieto
jueves, mayo 29, 2014
Milito al lado de mi país… Manuel Mejía Vallejo
-->
Orden del Congreso de la República de Colombia a Manuel Mejía Vallejo
MILITO AL LADO DE MI PAÍS
El Colombiano
Martes 11 de noviembre, 1997
Cultural 5C
En los momentos más lúcidos, como en las horas más
difíciles, el escritor antioqueño siempre está con Colombia. Lo dijo al recibir
el viernes la Orden del Congreso. Sus palabras fueron leídas por Jaime
Jaramillo Panesso. He aquí el texto, con entretítulos nuestros.
Recibo con
profundo agradecimiento esta condecoración, en momentos que exigen una seria
reflexión entre los colombianos, y en particular entre los intelectuales y
hombres de letras que a veces parecen perdidos o distantes, salvo excepciones,
de los grandes problemas de la nación.
Una
condecoración, que invoca para su imposición la democracia participativa y la
construcción de la ley, debe, en primer lugar, dirigirse a ella. Nuestra
democracia es una construcción particular, como lo ha sido en otros países del
mundo que escogieron, desde hace muchos años, este camino. Para que una
democracia funcione se requiere, ante todo, de ciudadanos convencidos de su
papel dentro del Estado. Colombia tiene muchos habitantes, treinta y siete millones,
pero pocos ciudadanos y ciudadanas. La ciudadanía no nace a los diez y ocho
años en cada colombiano, sino que se forma desde la crisálida de la niñez,
hasta el ejercicio participación total, con responsabilidad, en la adultez. Es
un asunto de educación, y es un asunto de satisfacción con la forma y nivel de
la vida de la nación. Contra el ejercicio ciudadano conspiran, no sólo las
tentaciones resentidas de la izquierda totalitaria, sino el ejercicio
autoritario de quienes ejercen el poder. La Constitución de 1991 abrió
importantes puertas a una mayor democracia y a la reconstrucción de un Estado más
fraternal y amable. Pero necesitamos incluir a los disidentes que recurren al
fuego de las armas, y requerimos una sociedad con mayor equidad, la cual no se
logra sin una profunda reforma de la propiedad agraria y sin una aplicación
equilibrada de los presupuestos de Estado. Para ambos casos necesitamos la paz.
RECONCILIACIÓN
No está
lejos el momento para iniciar este proceso de reconciliación en el cual los
intelectuales y los hombres y mujeres de la cultura no pueden estar a la
expectativa, sino producir hechos, y compromisos para que la democracia se
consolide. Yo sé que existen proclividades sentimentales y miedos. Pero el
momento no admite una espera contemporizadora.
De otro
lado, las fuerzas políticas que agrupan con distintas opiniones, a la gran
mayoría del pueblo, tienen que reflexionar y corregir rumbos internos. Para que
la paz sea producto del más amplio consenso, los partidos, fracciones y sus
movimientos deben tener un entendimiento mínimo nacional sobre una plataforma
que nos permita sobrevivir como nación. De lo contrario las fuerzas disolventes
de todo tipo de delincuencia, las presiones extranjeras de orden político y
económico, presiones que van desde los vecinos fronterizos hasta las potencias y las organizaciones
internacionales, nos pueden llevar al colapso y al fraccionamiento.
Invoco como
escritor el poder traumatúrgico de la palabra para que sirva no sólo al
diálogo, a la tolerancia y la paz, sino como instrumento de la nación para dar
el salto que supere nuestras divisiones internas y el apocamiento de la
academia, las artes y las ciencias, en este obligatorio renacimiento del alma y
la inteligencia de la patria.
Como bien lo
saben ustedes los aquí presentes, tengo especial predilección por Antioquia,
esa que discurre en mis obras y en mis sueños. La palpo con la yema de mis pensamientos
y pasiones, y la encuentro vigorosa. Pero Antioquia necesita cohesionar sus gentes
para un proyecto de desarrollo sostenible y descentralizado que incorpore a sus
más lejanos municipios para que el Valle del Aburrá, y su capital
departamental, no se conviertan en un monstruo macrocefálico que agote a la
provincia, exprima a los habitantes más lejanos y marchite la vida económica de
la comarca.
A MIS AMIGOS
Antioquia
nunca ha dejado su liderazgo en muchos aspectos de la vida nacional. Pero si no
reconstruimos un equipo dirigente integrado, en donde empresarios, líderes
comunitarios y sociales, académicos, intelectuales, políticos y periodistas
señalen de manera mancomunada, los planes y los objetivos de una sociedad
moderna y revisada, Antioquia llorará sobre su pobre negación y estancamiento.
Entonces el ron de mis amores dejará de ser el símbolo, y el bambuco rodará
sobre las piedras sin que arriero alguno recoja sus sentidas melodías, ni habrá
mula de cuatro patas que lo acompañe en las lomas de la historia.
Guardo las
fundadas esperanzas de que la democracia colombiana sea mucho más que una
condecoración. Que, además, sea defendida por la gran mayoría de nuestros
ciudadanos, porque hace parte de la cotidianidad y de la convivencia. Llamo a
mis amigos de la cultura y de las letras para que, sin abandonar su
independencia de criterios, se expresen colectivamente frente a las
circunstancias asumiendo el reto de ayudarle al porvenir de la nación de manera
propositiva, rescatando para todos los colombianos el sentido de lo político, valga
decir, de lo público, como objeto de la ciudadanía toda, sin distingos de
ninguna clase, para que cierre el foso de los que presuntamente piensan y de
los que presuntamente administran en nombre de todos.
Recibo la
Orden del Congreso de Colombia como un reconocimiento al ciudadano y como un
estímulo al escritor. Tengan la seguridad, Señores Congresistas y oferentes,
que milito al lado de mi país en sus momentos más lúcidos y en las horas más
difíciles. Gracias por inscribir mi nombre al lado del Estado de Derecho.
Manuel Mejía
Vallejo
Noviembre de
1997
sábado, febrero 08, 2014
miércoles, enero 22, 2014
Buchipluma
Cortesía sin cortesía de un buchipluma (por alusión, más no por cortesía directa)
*Delicias del lenguaje
*Delicias del lenguaje
lunes, diciembre 30, 2013
"There is no doubt that the first requirement for a composer is to be dead"
Arthur Honegger
- Cortesía de Jose Santamaría que puede tener de las mejores frases en el messenger.
- Cortesía de Jose Santamaría que puede tener de las mejores frases en el messenger.
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