¿Quién soy yo?
Quién soy ahora yo…
Eso ha cambiado bastante, aunque soy en esencia la misma.
Podría describirme haciendo una lista de las cosas que me pasan
y me han pasado. Ahora hay mucha confusión, han pasado tantas cosas… Yo soy
caos, orden excesivo, entropía absoluta; una obsesión por el tiempo, por
organizar las cosas, por hacer el mundo mejor. Una sensibilidad extrema que
hace que el mundo me duela, que me duela cada cosa que pasa, cada dolor ajeno…
a tal punto, que ya no me importa. ¡Difícil definirme en este momento! Momento
de cambios inmensos, de redirección de todo lo que hago.
Soy una bestia en calma. Eso lo entendí cuando estaba chiquita.
Mi mamá me dijo un día que cuando tuviera miedo pensara en una imagen que me
calmara y la imagen era la de un felino grande caminando entre el pasto
crecido.
También soy esa bestia desesperada, intentando no herir a nadie
en mis angustias; corriendo entre el pasto en todas las direcciones, saltando
locamente, girando en el aire.
¿Quién soy yo? Una bestia enorme que pensó que podía cambiar el
mundo y pensó en todo menos en el mundo y en la naturaleza humana. No conozco
nada de la humanidad, pues aún tengo esperanza y tengo el alma limpia, a pesar
de la historia; a pesar de mi historia.
¿Quién soy yo? ¡Pregunta difícil y brava ahora! Toda la vida me
he preguntado eso: lo evidencian mis más de doscientas libretas… las primeras
ciento cincuenta y pico numeraditas, en orden, etiquetadas y
hermosas… después, el caos cuando empecé a perderlas. Ahora no me importa.
No sé quién soy ahora. No tengo la menor idea. Puedo hacer una
enumeración: soy un hijo de 12 años llamado Matías, una Fundación, llamada
Fundación Manuel Mejía Vallejo, que ha sido mi vida durante 12 años. ¡El mismo
tiempo!… Tal vez quería cambiar el mundo para darle uno mejor que este
caótico y triste que, como todos, nos toca entregarle a nuestros hijos.
También mi papá tuvo ese dolor: el de dejarnos viviendo en un
mundo al que le falta tanto para estar bien, si es que algún día nos toca.
¡Gran tristeza en esta injusticia extrema y absurda! ¡Cada
vez más difícil conservar la armonía!
La realidad me ha mostrado que todo es más difícil de lo que
pensaba y que lo único que queda es el arte. Ya hace tiempo lo había dicho: “lo
único que va a importarme es la belleza”… sin embargo, me demoré muchos
años para comenzar este camino que hoy empiezo: el arte.
El arte ¡al fin!… si la vida no me hubiera aporreado tan
duro, no habría llegado a esta feliz decisión que tomó por mí el destino:
estudiar artes plásticas.
Soy una bestia cabecidura e ingenua. Soy una tierna bestia con
la fuerza para destruir lo que pase al frente, pero prefiere construir y
organizar el caos: que mi presencia en este mundo no se note tanto…
Ella es todo armonía, dijo Fernando González hijo… Nano, como le decían los amigos. Que también
antes había dicho: lástima que sólo vaya
a ser una reinita de belleza, en una broma que me marcó por siempre
restándole toda la importancia a la belleza que me iluminaba cuando era niña y
que me marcó para toda la vida: sólo en un reinado del colegio fui una reinita
de belleza y en cambio siempre he buscado qué ser, qué es lo que soy.
Soy cosas, soy tantas cosas… todas, por ahora, confusas. Soy una
artista; eso dicen los amigos y mi abuelita. Soy una artista, aunque nunca me
gustó pensarlo.
Medellín,
abril de 2015
*Ensayo: "Quién soy yo" para Escultura I
Docente: Maria del Socorro Millán U.
Primer semestre de Artes Plásticas, Bellas Artes, Medellín