domingo, mayo 02, 2021

Colombia, ¿qué pasa?

Después de ver las primeras noticias del paro del 28 de abril en contra de una Reforma Tributaria absolutamente injusta y absurda, publiqué esto en las historias de Facebook:

Y una amiga me preguntó:


Le respondí a ella, que no vive en el país:


Con tanta injusticia social este pueblo no sabe centrarse en un objetivo a la vez y termina mezclando todas sus tragedias en una sola protesta: en contra de la injusta reforma tributaria... pero con la violencia y el vandalismo se pierde el foco y se "da papaya" para que no se hable sobre la revocatoria de la reforma, sino del vandalismo y del mal comportamiento en la marcha.


En Colombia son tantos los temas que nos afectan, que no logramos enfocarnos en los objetivos y y terminamos sumando en las ecuaciones peras con manzanas, piñas, bananos, uvas, fresas, mandarinas, etc., que dan como resultado un horroroso salpicón que nos deja con un subidón y, por ende, bajadón de azúcar, un pico emocional (resultado de la noradrenalina –entre otras sustancias– secretada por la suma de emociones) y, luego, indigestados, mareados y con guayabo físico, económico y moral y un resultado pobre en el que todo este salpicón confunde el objetivo central de la marcha: NO A LA REFORMA TRIBUTARIA… –en este caso la protesta del 28 y ya 29, 30 de abril, 1, 2 de mayo de 2021… ahora el hashtag es #ParoNacionalIndefinido 


Toda esta indigestión social que nos toca padecer con tanta injusticia social, resultado de la corrupción y mal enfoque gubernamental y… ciudadano también. Toda esta indigestión de injusticia social, repito, crea una amalgama, seguramente también manipulada, que lleva al vandalismo, a la violencia, a la falta de conciencia y a la confusión, y conlleva a que los medios se centren en publicar el caos vandálico y no la firme negativa a la reforma. Por ende, desaparece este objetivo en una borrosa cortina de humo donde se habla del caos generado y se termina permitiendo que quienes así lo han acostumbrado, pesquen –y enseñen a pescar, que es lo más grave pues así es como se perpetúan las costumbres– en río revuelto. En el río revuelto de una protesta que debió haber sido pacífica para que sólo se hablara de ella y no del caos que aqueja al país.


Pero ¿cómo pedirle entereza a una sociedad con hambre, con miedo y rebosante de injusticias?


Hoy lloré –porque se me salen las lágrimas y se me deforma la cara cuando las cosas me afectan tanto como me duele el amor que le tengo a este país… y a este Planetita– al ver las noticias, al ver que gente hermosa valida la violencia y el vandalismo. 


Estamos acostumbrados a mezclar el contenido de los costales (para quienes entiendan eso de “harina de distintos costales”), o para quienes sepan que distintas frutas no se pueden sumar, el salpicón de la absurda ecuación de mezclarlas todas en una suma surreal y caótica en la que resulta ingenuo pedirle a una sociedad tan aporreada coherencia y entereza para poder lograr, paso a paso, con inteligencia y estrategia, el inicio de una transformación social.


Pero ¿cómo hablar de transformación social si la lucha contra la injusticia en formas incorrectas enloda las posibilidades y cuando el desespero es alimentado por el hambre?: ¡cómo le parece la ecuacioncita a resolver!


Parecían zombies hoy en el noticiero que veía, hace un rato. Parecían zombies los poseídos atacantes a diversas entidades que encarnan la evidencia de la corrupción del país… y también otros que pagan porque sí; parecían zombies de película-gringa, pero eran zombies cegados por la situación, por el desespero, por las sustancias químicas segregadas por el sistema endocrino en los desesperados y traumatizados cuerpos… y ¡quién sabe qué otro montón de cosas que no entiendo!; zombies sin cerebro, porque la indigestión de la podredumbre de ese salpicón de insumables, de injusticias sociales le ha colmado el cerebro al pueblo y la violencia es la opción que ve como salida… parecían poseídos, también, algunos agentes del ESMAD y la policía, ciertos en sus podercillos, golpeando y hasta violando a civiles no-zombies… ni hablar del ejército.


Lee uno comentarios de personas que habrían sido solidarias con el fin, pero que, ante la violencia y el vandalismo, les surge de su desesperado ser comentarios tan horribles como estos que andan rodando en las redes sociales:


“Quieren asistencialismo, pero no quieren impuestos. Quieren educación pública de calidad y vuelven pedazos las universidades y colegios estatales. Quieren salud y violan las reglas para contener la pandemia. Son una caterva de infelices desadaptados e hijos de puta.”


… que le hacen perder la esperanza a cualquiera, porque nos meten a todos en el mismo costal y terminan quitándole la validez a una protesta absolutamente justa.


Eso sí, siempre hay bellísimos protestantes. Entre muchísimos otros:


La señora que siempre protesta con su hijo con la parálisis… se ve enorme él en un brazo y la bandera de Colombia en el otro: 



Teresa Montero y su hijo Julián Andrés durante las marchas del 28 de abril en contra de la reforma tributaria, en Manizales. Tomada por Sebastián Correa: instagram.com/sebascorrea03464


Y las tres bellísimas travestis con el top de cinta plástica amarilla de “PRECAUCIÓN”:

Video tomado de internet. No tengo la fuente


Y el equilibrista atravesando el deprimido de un intercambio vial en Medellín:

Video: instagram.com/humanmedellin 


Y la más bella de todos, que es la señora de Vélez, Santander, con las dos banderas: la de Colombia y la del encaje blanco… El país, la belleza y el coraje en una señora:



Tomada de la cuenta: twitter.com/COMUNICAMARY 

¡Sólo por esta señora este país debería componerse!

Me da esperanza, le dije a Toto Vega que le dijera. La conoce, porque es de su tierra y tienen un movimiento hermoso allá.


Los cantos, cacerolas rítmicas y todas de personas que salieron a marchar para no morirse después, incluso si este acto implica poner en peligro su vida y la de sus seres queridos: salir a marchar para no morir, con el riesgo a morir en 20 días.


Por otro lado…

Entiendo a los indígenas que tumbaron en Cali a Belalcázar, pero no era el momento… pero, también, ¿cuándo sería el momento? ¿qué acción podría reemplazar la estatua de un cretino, pero que también fundó estas ciudades?


Me entristece el vandalismo –comprensible en términos de injusticia, pero con consecuencias que sólo harán que, a menos de que suceda un milagro, sólo lograrán que, nuevamente, pague el pueblo y el gobierno llegue a pensar justificable la injusticia de una reforma tributaria de este calibre, que amenaza con aniquilar al país y a su pueblo ya cansado de levantarse todos los días a vivir círculos de infierno Dantescos en un país en el que deberíamos levantarnos todos los días a agradecer el paraíso que es este territorio.


Yo respiro acá, bañada en lágrimas, un país que ya resecó las lágrimas de su agotado pueblo. Este caos vandálico y violento es la exteriorización del interior de todos los individuos del país: se ve el desespero en las calles ante tantas malas decisiones juntas en época de pandemia, épocas que exigen lucidez en todas las tareas… de lo contrario estamos en un riesgo altísimo de caer muy hondo.


El hombre se hizo enemigo del hombre […] … el hombre invocó la fuerza oculta de su poderío y exterminó fuerzas menos afanosas, las que dominan un aire más allá de su grito. El hombre se vino abajo, irremediablemente

– Manuel Mejía Vallejo. 1980


Podría terminar este artículo con una coherente reacción negativa, pero preferiré enfocarme en la tierna ingenuidad de la que estoy hecha: 


Y lloro acá cuando me miro –como desde arriba– atestiguando mis desesperados intentos por creer que es posible crear una realidad armónica. Lloro por mi ingenuidad y, aún así, sé que seguiré queriendo y creyendo en este país tan bello y doloroso.



Este texto lo escribí el 28 de abril. Hoy es 2 de mayo y amanecemos con más noticias traumáticas: que el gobierno está militarizando el país y, como dijo en Twitter quien posiblemente, sea la única esperanza de presidente de este país, Alejandro Gaviria:

"La militarización no es la salida. Nada soluciona. Traerá más muerte, destrucción y descontento".

@agaviriau en Twitter 


Termino este artículo imposible de terminar con esta foto de la cuenta de instagram del artista Jorge Barco:

Foto: Myriam Ojeda. Tomada de la cuenta: instagram.com/nuevonomada 

Agradezco a instagram.com/nuevonomada por ayudarme a ubicar la foto, que se me había embolatado en el desorden de la protesta.


Mi deseo profundo:

¡Que Colombia llegue donde estos indígenas miran, con la belleza de la señora con bandera de encaje de Vélez, Santander!



Maria José Mejía Echeverría

Domingo, 2 de mayo de 2021

Ziruma