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domingo, agosto 09, 2015

Condena

La Ciudad
(1910)

Dijiste: "Iré a otra tierra, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de haber mejor que ésta.
Cada esfuerzo mío es una condena dictada;
y mi corazón está –como un muerto– enterrado.
¿Hasta cuándo estará mi alma en este marasmo?
Adonde vuelva mis ojos, adonde quiera que mire
veo aquí las negras ruinas de mi vida,
donde pasé tantos años que arruiné y perdí."

No hallarás nuevas tierras, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás por las mismas
calles. Y en los mismos barrios te harás viejo;
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otra tierra –no lo esperes–
no tienes barco, no hay camino.
Como arruinaste aquí tu vida,
en este pequeño rincón, así
en toda la tierra la echaste a perder.

C. P. Cavafis
Tomado de Poesía completa. Alianza Tres. 1982

lunes, mayo 11, 2015

Ya el pasado pasó y mi cabeza lo entiende

Ya el pasado pasó y mi cabeza lo entiende…
pero el cuerpo no responde.
Resucite, cuerpo, resucite.

Sólo quiere dormir este cuerpo mío
y la fuerza no me alcanza para levantarlo

El cuerpo no responde
y tampoco deja de ser.

Ya el pasado pasó y mi cabeza lo entiende, pero mi cuerpo no.

Como en la realidad…

Como en la realidad, en el sueño llegó una inmensa ola y volvió basura mis cositas.
En el sueño corría, corría en la arena relentizando mis pasos, cortos al patinar sobre ella…
Me preocupaba Matías en esa ola inmensa
– mini tsunami–
que se llevó mis cosas…
Pero lo importante era Matías… y estaba bien.

Mis cositas tratadas como basura,
emparamadas por la inmensa ola de la desesperación familiar…
¡Cómo juzgarlos!
¡Cómo no entenderlos!
y, sin embargo, entristece tanto eso
como la metáfora que representa.

Habré de inventarme una vida nueva.
Habré de inventarme, si la fe me da, un mundo nuevo
¡a estas alturas!
– a estas bajuras–

Baja, baja…
baja la marea que subió y se llevó todo.

Ya no quiero volver al sitio que calmó siempre mi alma.

Ya no quiero saber nada…

En realidad, ya nada sé.

¿Cómo se recuperará la fe?

Como en el sueño,
la ola,
desesperada,
se llevó mis planes.

Ola, ven por mí.

Como si mi cuerpo fuera de alguien más

Como si mi cuerpo fuera de alguien más,
no lo controlo.
Este duro cuerpo rebelado contra mí…
¡Cuerpo, cuerpo!
Dónde estará la conexión.
Resetearme habría sido mejor,
si hubiera encontrado el huequito pal clip.

Como si mi cuerpo fuera de alguien más
se rebela ante mí y no lo controlo.

Cuerpo rebelde,
como si fuera de alguien más…
Tal vez de otra que dejé en otra realidad amada que ahora no reconoce este cuerpo rebelde
que no me funciona.

Como si mi cuerpo fuera de alguien más…
¿Dónde está el control?

lunes, abril 20, 2015

El presente se me olvidó

Era tan importante el tiempo para mí
– y ya no lo cuento.

Anotaba en clave todo lo que me pasaba
– y ahora ya no me importa.

¿Dónde vive esa niña que pensaba que era tan importante la vida?
–Ya no la apunto.

Ya el presente para el futuro se esfumó
– y apenas lo vivo.

Era tan importante el tiempo para mí
– ya, apenas lo vivo.

Esa niña se esfumó.

sábado, febrero 21, 2015

Ahora que se está yendo mi abuelita…

¡Qué hijueputa soledad!
Ahora sí que me hace falta mi papá

Sin ellos dos, ¿esto qué… o como pa qué?
… sobre todo ¿cómo?

jueves, noviembre 20, 2014

Mamada

Mamada de proyectos conceptuales
Mamada de hacer bien a la sociedad
Mamada de no saber cómo hacer nada de eso
Mamada de no ser yo
Mamada de ni siquiera intentar ser yo
Mamada de no tener tiempo
Mamada de ver cómo pasa el tiempo
Mamada de ver cómo mi camino se separa cada vez más de mí
Mamada de vivir las consecuencias de mis decisiones
Mamada de entender que es lo mejor
Mamada de todo
Mamada.

domingo, agosto 17, 2014

Con el cerebro revuelto por manos ajenas

a ella y a los otros que me licuaron la realidad

Con el cerebro revuelto por manos ajenas 
que por órdenes ajenas revolvieron mis cosas
mis caóticas cosas…
mi cerebro caótico…
mi ordenado cerebro cuando mis cosas son tan caóticas como yo las deje.

Llegaron manos ajenas
que por órdenes ajenas
hicieron de la representación de mi cabeza 
en esta realidadcita 
una melcocha.

El tiempo perdido
el tiempo perdido 

Tantas cosas que hice
tantas cosas que ya no hice

Mi ánimo revuelto por manos ajenas.
Mi cerebro revuelto 
toda yo revuelta y perdida por manos ajenas,
en manos ajenas.

Ziruma, 17 de agosto de 2014

lunes, junio 03, 2013

El robo del compu...

Qué rara la vida.
Pérdidas.
Nuevamente las pérdidas y la depresión que da volver a hacer lo que ya estaba hecho.
No, creo que no soy capaz.
Se me fue un pedazo de mi...
y con ése, otro.

Creo que no soy tan fuerte como me creí el viernes.
Estoy aporreada y ahora me duele.

La vida me da más duro...
qué totazos...

y yo que estaba toda feliz
y ahora parece que todo se hubiera roto.
... al menos algo que pensé que no iba a romperse...
no así.

domingo, julio 01, 2012

… por más aciertos…

Por más aciertos que tenga… qué vida tan equivocada.

Mientras más equivocada, más acertada estoy.

Ya me siento como leyendo el tao, sin la sabiduría del mismo.

¡Qué perdida ando, qué perdida estoy!

Hago cosas que después dejarán mi conciencia tranquila,
pero yo misma me reclamo, pues no hago nada con mi talento, sólo se estanca mientras mis pinturas se secan y se llenan de polvo.

Me hablaban de decisiones en estos días…
no pensé que me fuera a afectar la conversación
ni que se me fuera a llenar la garganta de miles de nudos
que sólo llorando se sueltan,
pero no puedo llorar ahora, pues se me ve en las ojeras.

La decisión de postergar mi vida nuevamente
y sólo yo ante mí.

No tengo tiempo para equivocarme ni para descarrilarme
y he vivido fuera del riel y eso me ha llevado a rectificar el camino.

Ah, qué equivocada estoy,
¡qué acertada ando!

Mi mayor equivocación:
no ser feliz.


*Escritos patéticos

viernes, diciembre 16, 2011

Demasiadas preguntas para esta noche

Y de pronto, ya no me reconozco.

No me reconozco
no veo en mí la misma de antes,
ni la confianza,
ni la fluidez,
ni el brillo…

De pronto ya no me veo yo en mi misma más que a unos raticos que se van volviendo los últimos raticos de mí… así lo siento… qué residuos psicológicos tengo que están convirtiendo todo en tristeza?

Si no fuera por Matías no me daría cuenta y, seguramente, no me importaría (pero como la única realidad que vale es ésta, ni pensemos en la posibilidad).

Me resisto a convertir en placer cualquier cosa que tenga que ver con rutina… pero, entonces, me doy cuenta de que la vida es una rutina y me pego una enredada, porque, a pesar de correrle todo el tiempo a la rutina… corra que te corra, niña, corre y corre esta pelada que cuando tenía 15 años escribía sabiamente y ahora se mantiene embolatada y no entiende nada de lo que quiere entender…

Pero, ¿qué es lo que quiere entender ya, niña?

Creo que lo que quiero entender es en qué parte(s) me perdí.

¿Dónde me perdí?
¿dónde me quedé?
¿quién se quedó conmigo?
¿por qué no sueño con sueños convencionales?
¿por qué soy tan miedosa pareciendo tan valiente?

¿por qué soy tan miedosa habiendo sido tan valiente?

Demasiadas preguntas para esta noche.

martes, octubre 18, 2011

Lo que quedó de los dibujos de LabSurLab

Eran dos hermosas libretas llenas de retratos de los participantes.
Por confiados, o no pongamos mi responsabilidad en otros,
por confiada no les tomé fotos y esto fue lo único que quedó
porque se me perdió el morral, con todo, el último día.
¡Qué depresión!



Al fin bailé (y una nota personal sobre la música)

Desde hace tiempo, ansiando una fiesta donde pudiera bailar como bailaba a finales del siglo y principios de este milenio…
Lucas Guingue me preguntó una vez, en una de las Temporadas House en Subliminal (que fueron de las fiestas más deliciosas que me tocaron…
"Vení, Maria José, ¿vos cómo hacés para bailar sin parar?"… y yo me quedé sin respuesta para esa fiesta y a la siguiente le respondí:
"Lucas, es la música. Si la música es buena no puedo parar"
Y así era… y hace tiempo (ya han pasado 10 y más años desde eso) uno se encuentra, eventualmente (tristemente es demasiado eventual y corto) una que otra fiesta o toque que hace feliz al cuerpo y al alma (que se hace la boba, pero le hace tanta falta bailar)…
Al fin una fiesta, aunque sin público más que algo así como 10 freaks a quienes nos gusta la música realmente.
Música con la curva armónica, la análoga… ah, qué delicia… y bien mezclada…
Gracias, Tito, Alejo, Jorge O. (por el orden de aparición).
¡al fin bailé! y no fue un pajazo la música ni la duración.
Cinco horas no es toda la noche, ni la cantidad de tiempo que me gusta oír música mezclada en vivo; pero sí es una cantidad decente de música para bailar.

¡Eternamente agradecida, chicos!


Nota explicativa personal.

La cosa con la música es la siguiente:

En 1998 tenía aproximadamente 250 cd's. Toda mi plata, toda, me la gastaba en música. En cada viaje me iba para almacenes de música nuevos y viejos y compraba (esos incluyen las bajadas a Medellín, pues yo vivía en El Retiro)… tenía una coleccioncita muy decente para mi edad. Recuerden que en esa época no existían los quemadores, así que todo era original.

Llegué a mi casa con mi mamá y mis hermanas después de ver "La Patria Boba" del Águila Descalza y mi hermano nos abrió la puerta con una chaqueta hermosa de cordoroy café que no había visto. Yo estaba de buen ánimo, riéndome del país en que vivimos y le pregunté que para dónde iba tan elegante. Él miró el piso y, con las manos metidas en la chaqueta y la voz de quien no quiere hablar pero le toca, me dijo:

– Maria, se entraron.

Entré corriendo a la casa, pensando que se habían llevado mi computador, mi primer portátil, nuevecito, de tres meses, que acabábamos de traer Jorge Ortiz y yo de la USA. Claro, el computador no estaba donde lo había dejado y eso fue un shock increíble y dije, angustiada: "¡NO!"

Pero eso fue nada comparado con lo que me dio cuando voltié a mirar mi pieza y vi todo más caótico que de costumbre y 5 ó 10 cajas de cds tiradas en el piso y el espacio donde estaba toda mi música vacío.
Grité como no me imaginé que pudiera hacerlo. Nunca pensé que yo pudiera pegar un grito así de agudo y grave y profundo a la vez. Me recosté contra el escaparate pues se me había ido la fuerza de las piernas y me resbalé en la espalda hasta que caí al piso, llorando, la cara empapada y permanecí ahí un tiempo que no sé cuánto fue.

Cuando me calmé, fui al baño, me lavé la cara, volví a la pieza, me eché gotas en los ojos y le dije a mi mamá:
– Mami, voy a salir. Ella ya sabía que iba a hacerlo, pero me respondió:
– Maria, ¿y vas a salir así?
– ¿Y cómo qué me voy a quedar haciendo aquí, mami?
Me despedí y salí hacia Berlín, el bar, donde había quedado de encontrarme con mis amigos.

En esa época no había celulares (mi abuelita tenía un beeper y ninguno de nosotros sabía bien cómo se llamaba… y ahí la razón)… pero esos aparatos eran para médicos y personas ilocalizables… y una panela enorme costaba más de un millón de pesos, sin contar lo que costaba una llamada, así que llegué a Berlín sin que nadie supiera de la tragedia que me había sucedido.

… to be continued…