Ya no me apego más a lo que una vez me hizo feliz, pues ya no hay una escena que soporte esa felicidad: ya la realidad ha cambiado y seguir apegándome a ella, peliando por esa realidad feliz del pasado sólo puede traerme infelicidad.
Ahora, cada vez me desapego más a cosas y valoro lo que realmente tengo.
Encuentro la felicidad en espacios que me había negado por apego a un pasado que ya no existe y que quería recuperar o abrirle espacio a toda costa, contra viento y marea.
Ahora cada vez me importan menos las cosas sin importancia, o sobre las que no tengo control, ahora, cada vez, cargo menos y me mantengo más cargada.
Ahora, cada vez, me mantengo más vacía, como el totumo de Fernando González que le recomendara a mi mamá cuando estaba chiquita mantenerse vacía "así, como este totumo".
Ahora, cada vez vivo más mi presente y entiendo más el pasado y el futuro.
Como me dijo Jorge Zuluaga sin sorpresa el día de la exposición de los Mayas en el Parque Explora: "te iluminaste, escribí un artículo."
Nota: fue escrito hoy 26 de marzo de 2012.
… jajjaja… y estoy tan en el presente que lo feché en 2007, en mi libreta 134…
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lunes, marzo 26, 2012
viernes, noviembre 09, 2007
Fragmento de El Hermafrodita Dormido de Fernando Gonzalez *
"el joven casi sin nalgas, pecho amplísimo y piernas duras. ¿Qué se hicieron sus nalgas? Son apenas como dos nudos de raíz de roble..."
Castidad, castidad dura
como pecho de virgen...
“Evitemos el exceso, hijos míos. He ahí mi programa. No digamos formidable, supremo, grandioso. Jamás diremos que una cosa nuestra es lo más, y dentro de ocho años seremos el país que tiene ritmo suave y que sabe nadar.
“El ritmo, hijos míos —los llamaré así, porque pienso ir de barbas—, es nuestro programa. Por ejemplo, para remar se le dice al discípulo: despacio..., despacio..., despacio... El discípulo echa los remos para atrás al primer despacio, y contrae lentamente, pero con firmeza, los bíceps, al otro despacio..., y así pagaremos todo el dinero que han robado y seremos cultos y no gritaremos: ¡silencio, hijos de puta!, ¡nos hacemos matar!
“No; vengo de Roma a buscar un joven para Presidente de la República. Debe ser de cuarenta años; que nunca haya hecho un esfuerzo hasta el agotamiento y que esté por encima de sus deseos. Es decir, joven rítmico, remador, bailarín sonreído”.
- Fernando González. El Hermafrodita dormido
* Cortesía de la Casa-museo Otraparte (inscríbanse que los boletines son muy buenos. Gracias, Tavo)
Castidad, castidad dura
como pecho de virgen...
“Evitemos el exceso, hijos míos. He ahí mi programa. No digamos formidable, supremo, grandioso. Jamás diremos que una cosa nuestra es lo más, y dentro de ocho años seremos el país que tiene ritmo suave y que sabe nadar.
“El ritmo, hijos míos —los llamaré así, porque pienso ir de barbas—, es nuestro programa. Por ejemplo, para remar se le dice al discípulo: despacio..., despacio..., despacio... El discípulo echa los remos para atrás al primer despacio, y contrae lentamente, pero con firmeza, los bíceps, al otro despacio..., y así pagaremos todo el dinero que han robado y seremos cultos y no gritaremos: ¡silencio, hijos de puta!, ¡nos hacemos matar!
“No; vengo de Roma a buscar un joven para Presidente de la República. Debe ser de cuarenta años; que nunca haya hecho un esfuerzo hasta el agotamiento y que esté por encima de sus deseos. Es decir, joven rítmico, remador, bailarín sonreído”.
- Fernando González. El Hermafrodita dormido
* Cortesía de la Casa-museo Otraparte (inscríbanse que los boletines son muy buenos. Gracias, Tavo)
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