Estoy llegando a un momento de mi vida en el que me doy cuenta de que no puedo fingir quien soy, ni pretenderme otra distinta a ésta que soy con tanta fuerza. Ésta que soy desbarata todas las máscaras, las desintegra, las deshace dejando sólo lo que soy.
Cualquier pretensión y mentira sobre mí serían develadas inmediatamente como si fuera un papel en una mesa de vidrio... se prende la luz bajo ella y se transparenta por completo el papel que hay debajo.
Sólo puedo ser yo misma pues mi luz sólo me permite ser una yo acorde conmigo misma: un trazo falso sería evidenciado por mi propia luz bajo la máscara.
Septiembre 12, 2007
Tomado de Libreta 85
jueves, septiembre 13, 2007
miércoles, septiembre 12, 2007
"pensarte y tomar agüita, bizcocho"*
A ver, éste no es el tipo de cosas que yo pongo en mi blog, pero Nicolás Loaiza un amigo de la familia (especialmente de Vale) mandó un mail hablando de el primer video, pues es increíble, y me pareció que valía la pena ver este absurdo:
y esto me recibió el lunes cuando llegué, ya martes, a la casa y me encontré la prensa y me encontré esto, pero en letras. En serio, el post maternidad o la drogaron? como que ése es ya el negocio por allá: desmontar artistas.
*ahí las gracias al ex-tirabuzón que no me ha confirmado todavía si sí es ex tirabuzón o si aún lo es y simplemente esconde su identidad secreta. Camilo Jiménez, ¿escondes tu identidad secreta?
y esto me recibió el lunes cuando llegué, ya martes, a la casa y me encontré la prensa y me encontré esto, pero en letras. En serio, el post maternidad o la drogaron? como que ése es ya el negocio por allá: desmontar artistas.
*ahí las gracias al ex-tirabuzón que no me ha confirmado todavía si sí es ex tirabuzón o si aún lo es y simplemente esconde su identidad secreta. Camilo Jiménez, ¿escondes tu identidad secreta?
lunes, septiembre 10, 2007
¡Qué belleza de día!
10 de septiembre en Ziruma.
Me llama Medellín y sus frívolas obligaciones, con las que me da tanto trabajo cumplir. En cambio, debería quedarme en Ziruma que me acoge en sus brazos, con sus hermosos sonidos, con un sol de amanecer que va diluyendo la hermosa neblina que hace un rato me hizo tomarle una foto a los ahumados árboles de la manga grande.
Una gallina con sus pollitos acaban de colarse al corredor y Gardel –el perro– conversa con otros perros en la distancia. ¡Compleja la comunicación que manejan en este instante!. Monalisa acaba de unírseles: estaban avisándoles de unos intrusos que acaban que subían la loma.
Hoy es un buen día, sin duda alguna.
Después del desayuno se me atravesó una montaña de libros –literalmente montaña– de libros. No sé qué me llamó a entrar en esa piecita a mirar los libros que ya antes había mirado y encontré un libro que Eduardo Peláez me había regalado hace 11 años, en una visita que le hicimos Fede Ortegón y yo, cuando éramos novios y aún íbamos a ser unos arquitectos brillantes (bueno, él sí ejerce en España).
No sé por qué me lo regaló –además del aprecio que sé que en ese momento me tenía, aprecio heredado de mi papá; o que siempre le caí bien, me lo confesó después, o que le parecí bonita– ni tampoco me le había medido nunca a leerlo. Tenía en la cabeza que era El Lobo Estepario, y lo estuve buscando muchísimo hace un tiempo y nunca apareció.
Después, por esas cosas de la vida distintas personas me recomendaron otro libro de Hesse: El Juego de Abalorios.
Bueno, resulta que El Lobo Estepario nunca apareció, pues porque era imposible ya que el libro que Eduardo me había dado en 1996 era El Juego de Abalorios.
Esto me arregló el día, bueno, además de otros libritos: Historia Mundial de las Sociedades Secretas, de Serge Hutin; Historias dos veces contadas, de Nathaniel Hawthorne, La Muerte en Venecia, de Mann (recuperado, también); y un libro que no sé si será bueno o malo, pero que sí me cae de perlas para el próximo capítulo de Perla (que no sé cuándo voy a empezar): Historia del Erotismo, y yo, seguramente por ignorante, no entiendo pero el autor pareciera Lo Duca, pero es Jean-Jacques Pauvert (Histoire de l'erotisme).
A mí la ciudad no me sienta bien. Yo no soy de ciudad. La ciudad es demasiado bullosa y el día estaba más bonito en Ziruma.
Tomado de mi Libreta 84
Me llama Medellín y sus frívolas obligaciones, con las que me da tanto trabajo cumplir. En cambio, debería quedarme en Ziruma que me acoge en sus brazos, con sus hermosos sonidos, con un sol de amanecer que va diluyendo la hermosa neblina que hace un rato me hizo tomarle una foto a los ahumados árboles de la manga grande.
Una gallina con sus pollitos acaban de colarse al corredor y Gardel –el perro– conversa con otros perros en la distancia. ¡Compleja la comunicación que manejan en este instante!. Monalisa acaba de unírseles: estaban avisándoles de unos intrusos que acaban que subían la loma.
Hoy es un buen día, sin duda alguna.
Después del desayuno se me atravesó una montaña de libros –literalmente montaña– de libros. No sé qué me llamó a entrar en esa piecita a mirar los libros que ya antes había mirado y encontré un libro que Eduardo Peláez me había regalado hace 11 años, en una visita que le hicimos Fede Ortegón y yo, cuando éramos novios y aún íbamos a ser unos arquitectos brillantes (bueno, él sí ejerce en España).
No sé por qué me lo regaló –además del aprecio que sé que en ese momento me tenía, aprecio heredado de mi papá; o que siempre le caí bien, me lo confesó después, o que le parecí bonita– ni tampoco me le había medido nunca a leerlo. Tenía en la cabeza que era El Lobo Estepario, y lo estuve buscando muchísimo hace un tiempo y nunca apareció.
Después, por esas cosas de la vida distintas personas me recomendaron otro libro de Hesse: El Juego de Abalorios.
Bueno, resulta que El Lobo Estepario nunca apareció, pues porque era imposible ya que el libro que Eduardo me había dado en 1996 era El Juego de Abalorios.
Esto me arregló el día, bueno, además de otros libritos: Historia Mundial de las Sociedades Secretas, de Serge Hutin; Historias dos veces contadas, de Nathaniel Hawthorne, La Muerte en Venecia, de Mann (recuperado, también); y un libro que no sé si será bueno o malo, pero que sí me cae de perlas para el próximo capítulo de Perla (que no sé cuándo voy a empezar): Historia del Erotismo, y yo, seguramente por ignorante, no entiendo pero el autor pareciera Lo Duca, pero es Jean-Jacques Pauvert (Histoire de l'erotisme).
A mí la ciudad no me sienta bien. Yo no soy de ciudad. La ciudad es demasiado bullosa y el día estaba más bonito en Ziruma.
Tomado de mi Libreta 84
Termine libreta
Estreno de Apocalipsur 14 de Septiembre en Cinecolombia
sábado, septiembre 08, 2007
Cositas de Matías de 2005
Febrero 2
Le pregunto:
– Matías, ¿tú eres Matías qué?
– Matías Feliz Mejía
Junio 1
Estaba Valeria, mi hermana, diciéndole a mi mamá:
– ¿Me prentan carro hoy?
Y Matías contesta riéndose:
– ¡Sí, yo le presto!
y sube las escaleras a mil y le trae un carro rojo que le encanta.
Le pregunto:
– Matías, ¿tú eres Matías qué?
– Matías Feliz Mejía
Junio 1
Estaba Valeria, mi hermana, diciéndole a mi mamá:
– ¿Me prentan carro hoy?
Y Matías contesta riéndose:
– ¡Sí, yo le presto!
y sube las escaleras a mil y le trae un carro rojo que le encanta.
viernes, septiembre 07, 2007
Atonita con mi belleza veo el adiós
Dudo que sea posible encontrar a alguien tan armónico como yo en este instante.
Oigo a Satie mientras me despido de un viejo amor como limpiando el horizonte con mi mirada. Contemplo por primera vez la realidad en su dimensión y me doy cuenta del enorme abismo que nos separa. El abismo de la vida de cada uno, de su disposición, de sus decisiones, de donde proviene cada uno y las cosas que ha tocado hacer y los rayones, corazas y cicatrices de cada uno.
Había tenido esta sensación de certeza una vez, sólo una vez, cuando en la costa vi a Jorge Ortiz, el papá de Matías (en ese paseo fue concebido, de hecho) y me dio pesar y pensé: "ya dentro de poquito se acaba, esto ya se acabó". Lo miré salir del mar caminando tieso, torpe, un poco payaso, y lloré las lágrimas necesarias para el adiós… que todavía no ha sido.
Oigo a Satie mientras me despido de un viejo amor como limpiando el horizonte con mi mirada. Contemplo por primera vez la realidad en su dimensión y me doy cuenta del enorme abismo que nos separa. El abismo de la vida de cada uno, de su disposición, de sus decisiones, de donde proviene cada uno y las cosas que ha tocado hacer y los rayones, corazas y cicatrices de cada uno.
Había tenido esta sensación de certeza una vez, sólo una vez, cuando en la costa vi a Jorge Ortiz, el papá de Matías (en ese paseo fue concebido, de hecho) y me dio pesar y pensé: "ya dentro de poquito se acaba, esto ya se acabó". Lo miré salir del mar caminando tieso, torpe, un poco payaso, y lloré las lágrimas necesarias para el adiós… que todavía no ha sido.
Soy adicta a escribir
Escribo porque al leer no encuentro nada que diga esto que llevo adentro y necesito en el mundo físico una identificación exacta con lo que soy. Ni mi felicidad ni mi dolor están escritos en ninguna parte y necesito entenderlos (aunque mientras más los entiendo y me entiendo, aparecen más preguntas sobre mí y más cosas que ni el alma, ni la razón, ni el cuerpo entienden).
Escribir hace parte de mí. Yo lo hago sin esfuerzo, nace, me nace, soy adicta a escribir y le tengo pánico a hacerlo.
Escribir hace parte de mí. Yo lo hago sin esfuerzo, nace, me nace, soy adicta a escribir y le tengo pánico a hacerlo.
NO SE PUEDE DECIR:
"ME ENCANTA MUCHO"
Por favor!! tampoco:
"ME ENCANTA DEMASIADO"
(AAAAAAAGRGEGRGRRGRDG que éste es el sonido que produce)
Ni tampoco "ME GUSTA DEMASIADO"
Ay, por favor!!! qué desespero!
Por favor!! tampoco:
"ME ENCANTA DEMASIADO"
(AAAAAAAGRGEGRGRRGRDG que éste es el sonido que produce)
Ni tampoco "ME GUSTA DEMASIADO"
Ay, por favor!!! qué desespero!
Se me atraviesa el espejo
Se me atraviesa el espejo
sin buscarlo.
Paro a mirarme,
atónita con mi belleza.
Estoy hermosa
-libreta 84
(qué pena pero acaba de pasarme)
sin buscarlo.
Paro a mirarme,
atónita con mi belleza.
Estoy hermosa
-libreta 84
(qué pena pero acaba de pasarme)
El hastio
Vuelvo a escribirlo porque en estos malditos títulos no se pueden poner tildes y esa palabra es hermosa escrita y el sonido y todo:
hastío
¡Qué precisión de sonido!
hastío
el hastío
hastío
¡Qué precisión de sonido!
hastío
el hastío
Terremoto emocional
O podría no ser
O ser un accesorio
O…
Pero soy yo
PRÍNCIPE DE LA LEJANÍA
A J.I.M.
Príncipe de la lejanía
Sólo allá príncipe,
en la lejanía,
desde allá.
¿Quién pierde?
¿quien no sabe recibir o quien entrega sin medir?
No conocí nunca su intimidad.
Nunca supe su lugar
ni quién era
ni dónde estaba
Príncipe sólo en la lejanía
Se cuelga, nuevamente, el cartel de vacante.
-tomado de Libreta 84
O ser un accesorio
O…
Pero soy yo
PRÍNCIPE DE LA LEJANÍA
A J.I.M.
Príncipe de la lejanía
Sólo allá príncipe,
en la lejanía,
desde allá.
¿Quién pierde?
¿quien no sabe recibir o quien entrega sin medir?
No conocí nunca su intimidad.
Nunca supe su lugar
ni quién era
ni dónde estaba
Príncipe sólo en la lejanía
Se cuelga, nuevamente, el cartel de vacante.
-tomado de Libreta 84
CADA QUIEN TIENE SUS PRIORIDADES, INTERESES Y MOMENTOS
¡Que nunca se me olvide!
mejor:
RECORDAR ESTO SIEMPRE!
y ninguno de estos depende de mí, sólo yo dependo de mí (y eso que…)
mejor:
RECORDAR ESTO SIEMPRE!
y ninguno de estos depende de mí, sólo yo dependo de mí (y eso que…)
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