ZIRUMA
3:00 A.M.
3 DE DICIEMBRE DE 2007
ACABO DE QUEBRAR EL ESPEJO DE MI PAPÁ
Me levanté un poco asustada pues es lo que sucede cuando uno, a esta hora, se descubre sin lavarse los dientes y aún con el bluyin y el brasier puestos y el computador en el comedor –que por más segura que sea la finca es mejor no dar papaya–. Fui al baño, le eché crema al cepillo y fui a la cocina por agua y al comedor por el computador y el morral rosado. Los dejé en mi pieza y cogí la bolsita de limpieza. Tomé el espejo, me miré en el baño, pues el bombillo de los lavamanos estaba dañado –tengo la piel destrozada, especialmente en la zona de la quijada y especialmente en el lado derecho–. Cuando lo devolví a su lugar no me fijé bien y el espejo cayó al piso y quebró la parte cuadrada, en la que uno se ve normal.
No me asusté ni me dio remordimiento; es raro pes ése fue el espejo de mi papá. Mi mamá se lo regaló cuando aún vivían juntos.
Le eché agua encima y lo recogí. Ya antes se me había caído este espejito de dos lados y se me había quebrado lo que pega cuadrado al marco plástico y café que contenía los dos espejos (el de aumento redondo y el normal cuadrado, parte en esta libreta) a la patica que lo sostená y le permitía girar.
¿Qué imagen habré quebrado?
Hace tiempos soñé con un aborto mío. El sueño lo tengo apuntado por ahí en una libreta; la cara del fetico(a) , creo que era una niña y tenía la cara hermosa, pero no tenía cabeza, ni siquiera cráneo, sólo una carita bonita y había muchos vidrios quebrados y el resto del cuerpo no existía.
¿Serán estos los vidrios del aborto?
¿Será ésta la señal que necesito para curarme?
Cuando me acosté a escribir esto, Matías me abrazó, más bueno.
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