jueves, julio 09, 2015
lunes, mayo 11, 2015
Ya el pasado pasó y mi cabeza lo entiende
Ya el pasado pasó y mi cabeza lo entiende…
pero el cuerpo no responde.
Resucite, cuerpo, resucite.
Sólo quiere dormir este cuerpo mío
y la fuerza no me alcanza para levantarlo
El cuerpo no responde
y tampoco deja de ser.
Ya el pasado pasó y mi cabeza lo entiende, pero mi cuerpo no.
Como en la realidad…
Como en la realidad, en el sueño llegó una inmensa ola y volvió basura mis cositas.
En el sueño corría, corría en la arena relentizando mis pasos, cortos al patinar sobre ella…
Me preocupaba Matías en esa ola inmensa
– mini tsunami–
que se llevó mis cosas…
Pero lo importante era Matías… y estaba bien.
Mis cositas tratadas como basura,
emparamadas por la inmensa ola de la desesperación familiar…
¡Cómo juzgarlos!
¡Cómo no entenderlos!
y, sin embargo, entristece tanto eso
como la metáfora que representa.
Habré de inventarme una vida nueva.
Habré de inventarme, si la fe me da, un mundo nuevo
¡a estas alturas!
– a estas bajuras–
Baja, baja…
baja la marea que subió y se llevó todo.
Ya no quiero volver al sitio que calmó siempre mi alma.
Ya no quiero saber nada…
En realidad, ya nada sé.
¿Cómo se recuperará la fe?
Como en el sueño,
la ola,
desesperada,
se llevó mis planes.
Ola, ven por mí.
En el sueño corría, corría en la arena relentizando mis pasos, cortos al patinar sobre ella…
Me preocupaba Matías en esa ola inmensa
– mini tsunami–
que se llevó mis cosas…
Pero lo importante era Matías… y estaba bien.
Mis cositas tratadas como basura,
emparamadas por la inmensa ola de la desesperación familiar…
¡Cómo juzgarlos!
¡Cómo no entenderlos!
y, sin embargo, entristece tanto eso
como la metáfora que representa.
Habré de inventarme una vida nueva.
Habré de inventarme, si la fe me da, un mundo nuevo
¡a estas alturas!
– a estas bajuras–
Baja, baja…
baja la marea que subió y se llevó todo.
Ya no quiero volver al sitio que calmó siempre mi alma.
Ya no quiero saber nada…
En realidad, ya nada sé.
¿Cómo se recuperará la fe?
Como en el sueño,
la ola,
desesperada,
se llevó mis planes.
Ola, ven por mí.
Como si mi cuerpo fuera de alguien más
Como si mi cuerpo fuera de alguien más,
no lo controlo.
Este duro cuerpo rebelado contra mí…
¡Cuerpo, cuerpo!
Dónde estará la conexión.
Resetearme habría sido mejor,
si hubiera encontrado el huequito pal clip.
Como si mi cuerpo fuera de alguien más
se rebela ante mí y no lo controlo.
Cuerpo rebelde,
como si fuera de alguien más…
Tal vez de otra que dejé en otra realidad amada que ahora no reconoce este cuerpo rebelde
que no me funciona.
Como si mi cuerpo fuera de alguien más…
¿Dónde está el control?
no lo controlo.
Este duro cuerpo rebelado contra mí…
¡Cuerpo, cuerpo!
Dónde estará la conexión.
Resetearme habría sido mejor,
si hubiera encontrado el huequito pal clip.
Como si mi cuerpo fuera de alguien más
se rebela ante mí y no lo controlo.
Cuerpo rebelde,
como si fuera de alguien más…
Tal vez de otra que dejé en otra realidad amada que ahora no reconoce este cuerpo rebelde
que no me funciona.
Como si mi cuerpo fuera de alguien más…
¿Dónde está el control?
domingo, mayo 10, 2015
martes, abril 21, 2015
Yo
¿Quién soy yo?
Quién soy ahora yo…
Eso ha cambiado bastante, aunque soy en esencia la misma.
Podría describirme haciendo una lista de las cosas que me pasan
y me han pasado. Ahora hay mucha confusión, han pasado tantas cosas… Yo soy
caos, orden excesivo, entropía absoluta; una obsesión por el tiempo, por
organizar las cosas, por hacer el mundo mejor. Una sensibilidad extrema que
hace que el mundo me duela, que me duela cada cosa que pasa, cada dolor ajeno…
a tal punto, que ya no me importa. ¡Difícil definirme en este momento! Momento
de cambios inmensos, de redirección de todo lo que hago.
Soy una bestia en calma. Eso lo entendí cuando estaba chiquita.
Mi mamá me dijo un día que cuando tuviera miedo pensara en una imagen que me
calmara y la imagen era la de un felino grande caminando entre el pasto
crecido.
También soy esa bestia desesperada, intentando no herir a nadie
en mis angustias; corriendo entre el pasto en todas las direcciones, saltando
locamente, girando en el aire.
¿Quién soy yo? Una bestia enorme que pensó que podía cambiar el
mundo y pensó en todo menos en el mundo y en la naturaleza humana. No conozco
nada de la humanidad, pues aún tengo esperanza y tengo el alma limpia, a pesar
de la historia; a pesar de mi historia.
¿Quién soy yo? ¡Pregunta difícil y brava ahora! Toda la vida me
he preguntado eso: lo evidencian mis más de doscientas libretas… las primeras
ciento cincuenta y pico numeraditas, en orden, etiquetadas y
hermosas… después, el caos cuando empecé a perderlas. Ahora no me importa.
No sé quién soy ahora. No tengo la menor idea. Puedo hacer una
enumeración: soy un hijo de 12 años llamado Matías, una Fundación, llamada
Fundación Manuel Mejía Vallejo, que ha sido mi vida durante 12 años. ¡El mismo
tiempo!… Tal vez quería cambiar el mundo para darle uno mejor que este
caótico y triste que, como todos, nos toca entregarle a nuestros hijos.
También mi papá tuvo ese dolor: el de dejarnos viviendo en un
mundo al que le falta tanto para estar bien, si es que algún día nos toca.
¡Gran tristeza en esta injusticia extrema y absurda! ¡Cada
vez más difícil conservar la armonía!
La realidad me ha mostrado que todo es más difícil de lo que
pensaba y que lo único que queda es el arte. Ya hace tiempo lo había dicho: “lo
único que va a importarme es la belleza”… sin embargo, me demoré muchos
años para comenzar este camino que hoy empiezo: el arte.
El arte ¡al fin!… si la vida no me hubiera aporreado tan
duro, no habría llegado a esta feliz decisión que tomó por mí el destino:
estudiar artes plásticas.
Soy una bestia cabecidura e ingenua. Soy una tierna bestia con
la fuerza para destruir lo que pase al frente, pero prefiere construir y
organizar el caos: que mi presencia en este mundo no se note tanto…
Ella es todo armonía, dijo Fernando González hijo… Nano, como le decían los amigos. Que también
antes había dicho: lástima que sólo vaya
a ser una reinita de belleza, en una broma que me marcó por siempre
restándole toda la importancia a la belleza que me iluminaba cuando era niña y
que me marcó para toda la vida: sólo en un reinado del colegio fui una reinita
de belleza y en cambio siempre he buscado qué ser, qué es lo que soy.
Soy cosas, soy tantas cosas… todas, por ahora, confusas. Soy una
artista; eso dicen los amigos y mi abuelita. Soy una artista, aunque nunca me
gustó pensarlo.
Medellín,
abril de 2015
*Ensayo: "Quién soy yo" para Escultura I
Docente: Maria del Socorro Millán U.
Primer semestre de Artes Plásticas, Bellas Artes, Medellín
lunes, abril 20, 2015
El presente se me olvidó
Era tan importante el tiempo para mí
– y ya no lo cuento.
Anotaba en clave todo lo que me pasaba
– y ahora ya no me importa.
¿Dónde vive esa niña que pensaba que era tan importante la vida?
–Ya no la apunto.
Ya el presente para el futuro se esfumó
– y apenas lo vivo.
Era tan importante el tiempo para mí
– ya, apenas lo vivo.
Esa niña se esfumó.
– y ya no lo cuento.
Anotaba en clave todo lo que me pasaba
– y ahora ya no me importa.
¿Dónde vive esa niña que pensaba que era tan importante la vida?
–Ya no la apunto.
Ya el presente para el futuro se esfumó
– y apenas lo vivo.
Era tan importante el tiempo para mí
– ya, apenas lo vivo.
Esa niña se esfumó.
miércoles, abril 08, 2015
lunes, abril 06, 2015
Así levantaba a mi papá la que los cuidaba cuando estaban chiquitos… y ¡le daba un susto! y se levantaban ahí mismo
Alevántate Dominus Deus
de los brazos de Protestates
que ahí viene caza ratones
con la alumbrancia en la mano.
¡Apúrele con paciencia
que nos cogió el pajaraste!
viernes, marzo 27, 2015
Cual satélite
Cual satélite,
nunca he pertenecido a nada,
Pasando siempre por todas partes
como en una realidad paralela inevitable.
Cual satélite,
ando por ahí,
rondando otras realidades
y sigo con mi vuelta.
No sé si me guste o no.
Simplemente así es.
Cual satélite…
Cual satélite.
nunca he pertenecido a nada,
Pasando siempre por todas partes
como en una realidad paralela inevitable.
Cual satélite,
ando por ahí,
rondando otras realidades
y sigo con mi vuelta.
No sé si me guste o no.
Simplemente así es.
Cual satélite…
Cual satélite.
domingo, marzo 22, 2015
Poema a Nairo Quintana
Neoficiální: Nairo Quintana
Poema a Nairo
Constante, constante,
suave, permanente
arriba, arriba
constante
rítmico
permanente.
Tranquilo.
Preparada la mente,
listo el cuerpo.
¿Agotado?
¡Jamás!
¿Cansado?
– Seguro…
– Pero… ¡no se le nota!
– Como aquélles que saben meterse en la mente
y navegarla
– ¿Pedalearla mejor?–
– Pedalearla surfeando las escarpadas montañas
Nairo, Nairo…
con fuerza de bestia y calma de Zen
Nairo, Nairo…
Salvaje Maestro Zen en dos ruedas.
Nairo, Nairo,
Maestro Zen.
Fuente foto: http://carlosprieto.net/index.php/2013/07/el-nuevo-ciclismo/
viernes, febrero 27, 2015
miércoles, febrero 25, 2015
Bebiendo el sabor de la caída
Bebiendo el sabor de la caída
Sentir todo medio roto
Sentir la realidad fuera de mi cerebro tan lejos de lo que soñé que pudo haber sido.
Sentir cada aporrión de mi cuerpo un reflejo del alma
Todo destrozado, como el espejo que se me quebró antier
Sentir todo medio roto
Sentir la realidad fuera de mi cerebro tan lejos de lo que soñé que pudo haber sido.
Sentir cada aporrión de mi cuerpo un reflejo del alma
Todo destrozado, como el espejo que se me quebró antier
Y, hablando de futuras partidas, Quique se fue…
Ay, no… ¿y ahora quién me va a hacer reír del mundo y que me importe menos?
Buen viaje, Quique
Se te disfrutó.
Quedé con ganas de más risas, como siempre.
Gracias por haber sido tan lindo.
sábado, febrero 21, 2015
Ahora que se está yendo mi abuelita…
¡Qué hijueputa soledad!
Ahora sí que me hace falta mi papá
Sin ellos dos, ¿esto qué… o como pa qué?
… sobre todo ¿cómo?
Ahora sí que me hace falta mi papá
Sin ellos dos, ¿esto qué… o como pa qué?
… sobre todo ¿cómo?
lunes, febrero 02, 2015
"Cocaína, sé que al fin me has de matar"
"Cocaína, sé que al fin me has de matar,
pero yo quiero morir"
Cocaína, por Marie Santpere
jueves, noviembre 20, 2014
Mamada
Mamada de proyectos conceptuales
Mamada de hacer bien a la sociedad
Mamada de no saber cómo hacer nada de eso
Mamada de no ser yo
Mamada de ni siquiera intentar ser yo
Mamada de no tener tiempo
Mamada de ver cómo pasa el tiempo
Mamada de ver cómo mi camino se separa cada vez más de mí
Mamada de vivir las consecuencias de mis decisiones
Mamada de entender que es lo mejor
Mamada de todo
Mamada.
Mamada de hacer bien a la sociedad
Mamada de no saber cómo hacer nada de eso
Mamada de no ser yo
Mamada de ni siquiera intentar ser yo
Mamada de no tener tiempo
Mamada de ver cómo pasa el tiempo
Mamada de ver cómo mi camino se separa cada vez más de mí
Mamada de vivir las consecuencias de mis decisiones
Mamada de entender que es lo mejor
Mamada de todo
Mamada.
lunes, septiembre 29, 2014
sábado, agosto 23, 2014
La otra mitad
Y partió la ciudad en dos,
como si pudiera dividirla
para evitar el reencuentro.
La otra ciudad,
la otra mitad,
murió en mí.
como si pudiera dividirla
para evitar el reencuentro.
La otra ciudad,
la otra mitad,
murió en mí.
domingo, agosto 17, 2014
Con el cerebro revuelto por manos ajenas
a ella y a los otros que me licuaron la realidad
Con el cerebro revuelto por manos ajenas
que por órdenes ajenas revolvieron mis cosas
mis caóticas cosas…
mi cerebro caótico…
mi ordenado cerebro cuando mis cosas son tan caóticas como yo las deje.
Llegaron manos ajenas
que por órdenes ajenas
hicieron de la representación de mi cabeza
en esta realidadcita
una melcocha.
El tiempo perdido
el tiempo perdido
Tantas cosas que hice
tantas cosas que ya no hice
Mi ánimo revuelto por manos ajenas.
Mi cerebro revuelto
toda yo revuelta y perdida por manos ajenas,
en manos ajenas.
Ziruma, 17 de agosto de 2014
domingo, agosto 10, 2014
Asesinado el doctor Héctor Abad Gómez... (por Manuel Mejía Vallejo)
-->
El doctor Héctor
Abad Gómez
ha muerto
Su familia invita a
las exequias
que se celebrarán, hoy,
a las 4 pm
en los Campos de Paz
Por Manuel Mejía Vallejo
Así rezará el cartel funerario,
lo leeremos al lado de su cuerpo yacente, él, que siempre mantuvo una actitud
erguida ante la vida, ante la autoridad cuando fue arbitraria, ante una
sociedad indiferente y viciosa por no saber del mal ajeno, ante la injusticia y
la crueldad de un mundo completamente desbordado (Héctor, hermano, estás
definitivamente muerto, y todo en mí se rebela, y todo en mí grita que no puedo
ver tu vida en fuga desde un país que ha perdido el respeto y la memoria.
Vos, mi camarada en tantas
noches buenas, en las noches duras cuando creímos inocentemente que podríamos
salvar a otros y salvarnos. Vos, Héctor, respiración tan junto al hombro, tan
junto a la sangre, tan junto al pulso tranquilo o amargo de los días pero la
literatura se va al diablo cuando miento tu nombre de hombre sano y bueno,
vecino del caído, brazo abierto frente al desamparado, entero frente al
universo y sus cosas Ahora estoy lleno de tus letras, y recupero mi derecho al
llanto, a veces el llanto es necesario junto a la desolación.
Morir es ridículamente fácil,
basta con dejar de respirar, o con olvidarse totalmente de los seres amados.
Debería existir el derecho de escoger la hora de la muerte, o de envejecer
serenamente junto a las tradiciones y costumbres auténticas La muerte ha
caminado siempre cerca de nuestros pasos, y sería cobarde rehuirla cuando ataca
las puertas que deberían guarecernos. Ahora yaces ahí, digno en tu muerte,
cabal, señor, valeroso, tan dueño de tu bondad, tan completo en la ternura y el
dolor y en la suave alegría de un simple cumpleaños, de un bautizo o un
matrimonio, frente al paisaje de árboles altos, en los días azules para el
regocijo.
Te recuerdo cuando en el
Hospital de San Vicente, último año de tus estudios, tratabas de salvar una
pobre mujer mal preñada, un herido de puñal o de vida, un desamparado merecedor
de que los días lo quisieran, o por lo menos de que no lo ignoraran tan
cruelmente. Te recuerdo cuando ibas en tus campañas a vacunar y proteger indios
Guaíbos, katíos, huitotos y sibundoyes, y estabas contento por haber salvado
unas vidas de esos nuestros hermanos del llano y de la selva. Te recuerdo en tu
cátedra de medicina preventiva, en tus charlas sobre la dignidad del hombre y
sus derechos. Te recuerdo cuando algunas noches hablábamos del amor y la piedad
y la ternura y el olvido, frescos los corazones al viento de la patria. Te
recuerdo con Cecilia en los momentos iniciales del amor y en el trajín de la
vida, siempre a tu lado en la buena y en la mala; te recuerdo cuando hablabas
de los hijos con orgullo pausado, y
cuando tus rodillas parecían conservar el peso suave de tus nietos.
Pero en este momento es verdad
una verdad absurda: saber que Héctor Abad Gómez ha muerto, y que con él mueren
algunos de nuestros propios años ¿ quién hablará como él de la paz y la
concordia, quién dirá nuestros deterioros? Era una conciencia moral en este
país cruel y desgarrado. Tal vez decir muerte equivalga a decir resurrección, y
nuestra pequeña bondad creería inocentemente
en la bondad del mundo, como otro de los buenos engaños a que siempre
nos han sometido. Tal vez tendríamos los brazos abiertos contra los fusiles,
contra las bombas, contra el duro ejercicio del poder. Tal vez.
Pero la tristeza - una palabra
desacreditada- no podría decir ni la sombra de tu fuga, así estén húmedos los
ojos y apretado el corazón. El llanto ya no lava nuestras culpas, ni el
remordimiento ajeno devolverá los años del júbilo, cuando hablábamos de la
esperanza y de los buenos días para el amor que irremediablemente debería
llegar.
De pronto te convirtieron en una
ficha más para esta lista negra de los bárbaros y los sombríos y los
depravados, lista donde iban esos nombres
-Pedro Nel Valencia, Leonardo Betancur, Felipe Vélez Herrera- gente
absolutamente irreemplazable y cuyo pecado único era creer en los seres humanos
y tratar de buscarles un camino de libertad y serena confianza en la vida y en
las cosas.
Ahora empezarás a poblar el
recuerdo de quienes te tratamos y conocimos, ahora estás en el territorio
oscuro de la muerte, a donde nuestro reclamo llegará, como otro olvido. Porque
yo sé, Héctor hermano, que dentro de poco borrarán tus hermosos afanes: vivimos
en un país que olvida sus mejores rostros, sus mejores impulsos, sus mejores
guías, y la vida seguirá en su monotonía irremediable, de espaldas a los que
nos dan razón de ser y de seguir viviendo. Yo sé que lamentarán la ausencia
tuya, y un llanto de verdad humedecerá los ojos que te vieron y te conocieron.
Después llegará ese tremendo borrón, porque somos tierra fácil para el olvido
de lo que más queremos.
Te has ido definitivamente en un
largo paseo al territorio de los sueños perdidos, donde ya ni las sombras
tendrán su baja estatura. Te nos has ido sin aviso previo, no te lo perdonamos,
no sé hasta qué medida debemos perdonar a los que te asesinaron. Únicamente
estoy convencido de que en mi caserón de Ziruma habrá una flor permanente que
recordará tu voz y tus canciones.
Ahora vendrán esas siempre vanas
promesas de investigación exhaustivas; esas constancias de dolor colectivo que
dejarán nuestras instituciones; esos lamentos más o menos protocolarios, como
quien desganadamente se despide, y las placas conmemorativas, y los dolores
sinceros ¿Dónde el ánimo de protesta verdadera y recuperación? ¿Dónde el doble
de campanas que doblen por nosotros mismos? ¿Dónde los que permanecerán firmes
como él? Porque siempre estuvo de frente y de pie, activo y vigilante, creedor
de nuestro pueblo, sencillo y amoroso, altivo y humilde, dolor él mismo ante el
dolor ajeno, luchador y esperanzado.
Yo sé, es cierto, que lamentarán
tu ausencia, que dirán de tu presencia y tus bondades, que rezarán por tu
descanso, que rescatarán tu nombre y pronunciarán discursos bien intencionados,
pero nadie te resucitará, es un hecho atrozmente irrevocable. Yo sólo sé que
ahora estoy llorando por tu ausencia injusta, Héctor Abad Gómez, por tu fuga
irremediable, por lo que representabas en un mapa indiferente ante su propia
sangre. Porque tu sangre ha manchado la reciente historia de un país que sigue
siendo el nuestro y al que nadie podrá perdonar, así lo llevemos tan cerca del
corazón Cómo nos duele Colombia, vulnerada y entrañable en esta hora de su
via-crucis, que no pasa de ser una herida inmensa.
Hoy tengo temblor de rabia y
angustia, cercano del arma que podría invitar a otra venganza porque estamos
saturados, porque a la vida están convirtiéndola en el peor espanto. Pero sé,
Héctor hermano, que también ese olvido llegará y será como un monstruo que todo
lo arrasa y tampoco de tu nombre tendrán memoria. Yo sé que tu muerte será
ligeramente inútil, y que tu heroísmo se agregará a todas las ausencias. Sé que
los niños seguirán yendo a sus escuelas precarias, y los padres vigilarán los
días del duro pan; sé que los ancianos seguirán añorando una tierra que debió
haber sido la mejor, y sé que los himnos se repetirán en los labios insomnes.
Sé que estamos escribiendo tu nombre en el viento.
Y seguiremos preguntándonos,
como acaba de preguntar Adelaida, mi hija de cinco años: ”¿Por qué mataron al
amigo de mi papá?”. Y la respuesta imposible: -”Hemos tocado fondo, niña
pequeña”. Porque te has ido, amigo noble, y sin tu presencia serán oscuras las
aulas y grises las calles y desamparado el paisaje que tanto querías. Porque a
los campos de paz los han convertido en verdaderos campos de guerra.
Sin embargo sé también que a
pesar de todo algún día la vida ganará y entonces recordaremos -recordarán los
sobrevivientes- que eras un hombre de estatura excepcional, y alguien cantará
una canción, o dirá un silencio en tu homenaje. Tal vez aún esté muy lejos el
día de las semillas y las siembras, y más lejos todavía el buen tiempo de cosechar.
Hoy, simplemente, los que te
quisimos y admiramos venimos a despedirte
con pañuelos en las manos y en
los ojos.
sábado, junio 14, 2014
"Cunyé, cunyé, cunyé"
cunyé, cunyé, cunyé
amásalo con los pies
cunyé, cunyé, cunyé
amásalo con los pies
cunyé, cunyé, cunyé
amásalo con los pies
– canta la anciana feliz de ser anciana a su bisnieto
amásalo con los pies
cunyé, cunyé, cunyé
amásalo con los pies
cunyé, cunyé, cunyé
amásalo con los pies
– canta la anciana feliz de ser anciana a su bisnieto
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