El primero fue una pesadilla:
Estaba con los del paro y todo estaba muy desordenado. Yo les decía que organizáramos todo, que yo tenía experiencia organizando eventos que comunicaran, que pensáramos bien qué se quería decir y lo podríamos decir conceptualmente. No me hacían caso.
Yo me iba caminando y había peligro, yo me tiraba a un río que había, pero no caía al río sino que sobrevolaba sobre él y luego, volvía a tierra firme y me encontraba con un grupo de gente que me preguntaba si de verdad yo sabía cómo organizar las acciones y yo les decía que sí, que yo lo había hecho antes.
Luego, llegábamos como a un hotel y comía con gente extraña que empezaba a hablar de mí y del paro y yo sentía el peligro. Me levantaba de la mesa y empezaba a caminar sintiendo la adrenalina adentro, entonces pasaba por unos espacios llenos de sangre y gente muerta y/o torturada, como picada.
Me desperté muy asustada y me demoré como tres horas para volver a dormirme.
Cuando lo logré tuve, esta vez, un sueño:
Entre Joni b. (Johnny Benjumea, copropietario de la Librería Antimateria), arreglábamos el país con arte y cultura.
Cuando publiqué en Facebook el sueño, Joni me gozó.
#jijiji
Esto fue ya hace unos meses.
Ahora estoy trabajando intensamente en arte y cultura: el centenario de mi Don papá: Manuel Mejía Vallejo y de la abuela bella: Dora Ramírez, en 2023.
Nota: Después de la fiesta de ese año (con pequeñas ventanas desde ahora), espero dedicarme al mis artes, antes de que el animal del que estoy sintiendo pasos grandes dentro de mí, me vaya a destrozar por no dejarlo salir en su forma: dibujos y música… entre otros.
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