Una vida completamente mía, y, sin embargo, el objetivo nunca he sido, yo sino otros y otras razones.
No sé vivir para mí ni por mí.
No he tomado decisiones para mí: siempre para otros.
No me arrepiento, pues he vivido cumpliendo las misiones que sentía que debía vivir.
Qué curioso darme cuenta de esto, pues mi vida ha sido tan mía.
¡Qué cosa tan rara es la vida!
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