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Hoy empiezo el día con mi hermoso hijo y mi madre, desayunando y peinando a Lola.
Subo a mi cuarto, como de costumbre, pensando en hacerle una siestecita al desayuno, pues la salida de Matías es demasiado temprano.
No lo logro y, en cambio, empiezan estas lágrimas a salir con impulso y con la presión que siento cuando algo me colma el espíritu al nivel que ha llegado hoy la ausencia del padre.
Es tonto llorar cuando se supone que uno está acostumbrado a la ausencia.
Tal vez, nunca me he acostumbrado.
Salen a chorros estas lágrimas y sé que no voy a ahogarme, sólo debo dejarlas salir y ver cómo llenan mi cuarto con los ríos salados que salen de mí y veo cómo va subiendo el nivel que primero llena el piso, el guardaescobas, la cama, las sillas, las mesas, las ventanas…
Seguramente, lograré salir nadando de ésta como de otras tantas inundaciones.
¡Feliz cumpleaños, papá!
p.s. Las imágenes de los hermanos hoy en el chat de la familia:
*La de arriba: de Vale... lo máximo: mi papá con sombrero de fiesta
de Mateo
de Vale
de Mateo
2 comentarios:
Fotos lindas, hermoso y sentido texto querida María José, y claro que siempre es maravilloso recordar y ver a tu padre amado por todos los que tuvimos el honor de conocerlo.
Ay, tan hermosa!!! miiil gracias!!!
(apenas lo veo)
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