Me despido de vos, despidiéndome de mi pasado.
Recorro los pocos espacios recorridos con vos
y reubico esos que no recorrimos.
Cortico, como siempre conmigo.
Cortico siempre: flash
Duración: un mes y pico.
Ya la tristeza me deja
y voy volviendo a mí.
Los tenis ayudan a desenfrenar el alma
encerrada en mí y buscando otros viajes.
Mi yo habitual y viciosa
–la adicta a la resignación triste de estar viva–
se desprende de mí.
Veo mi alma reflejada en el espacio mío
que, por primera vez,
obedece a mí.
Busco los por qués sin la tragedia que los rodea
(y los ha rodeado, inconsciente, en mí)
a los pobres por qués.
Los busco como mirándome de lejos,
sin afán de encontrar la culpabilidad;
entendiendo esa tristeza insoportable
por la que acaban de pasar
estos profundos ojos míos.
Recorro el espacio
-un espacio más de alguien más que pudo haber ocupado mi corazón–
y digo, como otras veces:
"adiós".
Seguramente:
hasta luego.
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2 comentarios:
Hermosísimo...
gracias, Adriana.
:)
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